¿Argentina puede traer la copa en diciembre?

A solo 39 días para el comienzo de la final de la Copa Davis ante España en tierras ibéricas, los jugadores argentinos están pasando por diferentes situaciones. Si bien el capitán Modesto Vásquez aún tiene algunas semanas para definir el plantel que va a viajar a Sevilla para intentar traer por primera vez la ensaladera a nuestro país, quedan pocos torneos, el cansancio del año juega para algunos y el nivel también por eso es un buen momento para analizar un poco la situación.

¿Qué fortalezas tenemos para lograr semejante objetivo? ¿De qué base partimos para pensar que tenemos las armas suficientes para hacerlo?

Que somos un país totalmente exitista eso lo tenemos claro todos, que los políticos se abrazan a cualquier éxito deportivo para promocionar sus campañas, eso también está claro. Pero en el plano deportivo, ¿hasta donde podemos pensar que se puede ganar la Copa Davis?

Nalbandian y Del Potro juntos por la Copa Davis

Antes de pensar en lo que tiene España para enfrentar la final, miremos un poco para adentro y analicemos el presente de los jugadores argentinos. Todos sabemos y de más estaría decir lo que siente David Nalbandian por representar la bandera nacional y que su mayor deseo en lo que le queda de carrera es ganar la Copa Davis, ¿Pero cuanto aguanta su físico? Este año arrancó y se lesionó luego del recordado partido por la Davis contra el Rumano Adrian Ungur. Después lo operaron dos veces y cuando estaba recuperado contrajo un virus que lo hizo bajar casi diez kilos, y tuvo que bajarse de Roland Garros. Luego llegó la lesión en el aductor derecho para quedar afuera de la serie ante Kasajistán. Hace pocos días se retiró antes de jugar con James Blake en el ATP 250 de Estocolmo por una contractura en el isquiotibial de la pierna izquierda. Ahora se supo que es un desgarro y se pierde el resto de la gira previa a la final.

Entonces, ¿Hasta donde se le puede depender de Nalbandian? Si pensamos conservador, me gustaría verlo poder jugar el partido del viernes con Rafael Nadal, sí, el número dos del mundo, el que perdió la final de US Open y a los cuatro días le estaba dando una paliza a Richard Gasquet en la plaza de toros de Córdoba, y esperar que David esté en esos días en los que el físico lo acompañe y su tenis haga lo que hizo en el primer set del US Open con Nadal este año.

Supongamos que David gana. 1 a 0. Decimos ya está, juega nuestro número uno contra el dos de España, pero, ¿quien es el dos de España? Sí, David Ferrer, el número cinco del mundo, para jugar con Juan Martín Del Potro. El tandilense, que hoy es 15°, arrancó su gira previa a la Copa Davis sin jugar en su mejor nivel en Estocolmo, donde perdió contra James Blake, y el nivel que puede demostrar en Sevilla aún es una incógnita, aunque tiene el respaldo de haber logrado su mejor actuación del año nada menos que contra Novak Djokovic en la semifinal de la Copa Davis en Serbia.



Chela y Schwank juntos en Copa Davis



Para el sábado quizás está la decisión más difícil del fin de semana para Tito Vázquez. Ver por quien se va a decidir para jugar el doble, porque para la serie contra Serbia llevó cuatro singlistas a pesar de que siempre alentó la idea de tener un doble formado e intentar darle descanso a los que juegan el viernes pero está claro que nuestro mejor doblista es Nalbandian y hoy por hoy es casi imposible que juegue los tres días. Entonces habrá que encontrarle la vuelta a la formación para darle descanso y encontrar una pareja sólida para jugar en polvo de ladrillo. Eduardo Schwank y Juan Ignacio Chela podría ser un buen doble. Ambos tuvieron buenas actuaciones juntos y es una superficie donde Chela, quien no es un gran jugador de saque y red, puede acompañar muy bien a Schwank, desde el fondo de la cancha.

No voy a decir que las chances argentinas son mínimas, por la clase de jugadores que tiene, y se sabe lo que son capaces de hacer, pero si Nadal y Ferrer se mantienen en el nivel que están hoy, va a ser muy difícil volver con la ensaladera a nuestro país, de modo que se va a necesitar un gran fin de semana del conjunto nacional para lograr por primera vez el tan preciado trofeo.