jueves, 18 de agosto de 2011

El comienzo de una carrera

A medida que pasan los años, las generaciones de jugadores van cambiando, como también avanza el tenis en velocidad y fuerza física. Lo que no varía mucho a medida que pasa el tiempo es la edad en que los jugadores sacan sus primeros puntos de ATP en el circuito profesional.

Podemos hablar de grandes campeones que tardaron más o menos que otros, como fue el caso de Rafael Nadal, quien desde temprana edad comenzó a probar suerte en el circuito profesional en vez de jugar torneos juveniles. En 2001, con sólo 15 años jugó diez clasificaciones de Futures y Challengers en el circuito grande, donde logró sus primeros puntos y terminó el año en el puesto 818. Ya en 2002 finalizó en el puesto 235 del escalafón mundial.

Entre los argentinos, a diferencia de Nadal,  David Nalbandián y Guillermo Coria le dieron mayor importancia a su carrera juvenil, donde mezclaron torneos ITF con clasificaciones de torneos profesionales. Ambos lograron sus primeros puntos a los 16 años, mientras que   Juan Martín Del Potro  lo hizo a los 15.

Por estos días, los proyectos más ambiciosos en nuestro país son Facundo Argüello, Agustín Velotti, Diego Schwartzman y Guido Andreozzi, pero de los que vamos a hablar en esta nota son de los juveniles que lograron su primer punto de una forma especial, ya sea en sus primeras participaciones o después de interntarlo en reiteradas ocasiones.

El primer caso es el de Leandro Portmann, oriundo de Esperanza, provincia de Santa Fe. Con 17 años jugó su primer torneo Future, donde atravesó la clasificación sin perder un set y venció en primera ronda del cuadro principal a Franco Agamenone por 6-3 y 6-2.  "Para mi fue toda una aventura, fui a Villa del Dique a firmar porque estaba afuera de la qually. Firmé y entre, lo que ya fue una sorpresa para mí. En última ronda le gané a Matías Salinas que era un duro rival", reconoce Leandro recordando aquel grato momento. " Con Agamenone saqué 6/3 5/0 y perdí mi saque en cero, y el de él también, ocho puntos seguidos y por mi cabeza se me pasaron muchos pensamientos mezclados con los nervios pero por suerte lo pude cerrar en el game siguiente".
Joaquín Amaya también logró su primer victoria en el mismo torneo, donde al igual que Portmann, llegó al cuadro principal sin mayores sobresaltos para vencer en primera ronda al correntino José María Paniagua por 6/3 7/6.


El último caso es el de Mateo Martínez, que junto a Juan Pablo Paz y Juan Ignacio Galarza son las máximas promesas de la camada 94/95, logró su primer punto luego de tener que lucharla bastante en situaciones difíciles. En la primera ocasión obtuvo un “Wild Card” para el cuadro principal en el Future de San Juan en 2010 y no le fue bien, en otras que atravesó la clasificación y le tocó jugadores de la talla de Nicolás Pastor, Diego Schwartzman, el brasilero Guillerme Clezar y Juan Pablo Amado, que hoy en día aún están un escalón arriba debido a que tienen más experiencia que el oriundo de Monte Grande. Cuando no dejó pasar la chance fue en el torneo realizado en Chaco donde pasó la clasificación sin perder un set y en primera ronda se enfrento con Santiago Celia, un argentino de 20 años, a quien venció con un contundente 6/2 y 6/0.



                                                                            Mateo Martínez              


Lo que hoy en día está pasando en Argentina en cuanto a la cantidad de torneos Futures que hay durante el año, alienta a que los chicos saquen sus primeros puntos a temprana edad, lo que debería venir acompañado de una buena formación tanto física como tenística, para que los jugadores de 15, 16 o 17 años tengan la preparación suficiente para enfrentar a jugadores de mayor edad y tener los argumentos necesarios para competir de igual a igual.


1 comentario:

  1. Correcciones:
    Bien la idea de nota temática en general.
    Hay que arrancar planteando el tema rapidamente. Vos recién decís de que vas a hablar en el 4to párrafo. Eso no puede pasar. Hay que decir primero esto y después todo lo demás.
    Bien en general el texto.
    En lo posible, lo mejor es agregar testimonios e historias a los datos duros que damos, para no aburrir.

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